Cumpliré un año más,
pasé por la edad primaveral,
pasé por la edad otoñal,
y sin remedio alguno llega otra edad,
no me gusta llamarla vejez,
la llamaré edad invernal.
En esta edad todo es más frío, más gris.
Me acompaña la melancolía
con muchos giros de tristeza.
Me ha cambiado la vitalidad,
podría decir que he cambiado
hasta mi manera de pensar.
Lo que he conservado intacto en todas mis edades,
es el amor que siempre he profesado
a aquellos a quienes me unen lazos inquebrantables:
Hermanos, hijos, sobrinos, nietos,
bisnietos y amigos escogidos.