Lo que importa, sobre todo mientras se es joven, no es cultivar la memoria, sino despertar el espíritu crítico y el análisis; pues sólo así se puede llegar a comprender el significado real de un hecho en vez de racionalizarlo.
Agradece a Dios por cada momento de tu vida. Si es bueno será un buen recuerdo, si es malo una gran experiencia.