Dulce... el Amor de Madre
¿Cómo no honrar a mi Dios
una vez más en la vida?
Si entre sus muchos tesoros
me dio a mi madre querida.
¡Cuántos recuerdos tan gratos
guardo de mi amada madre!
De todos el más hermoso,
el más bello y memorable
fue el día que le ofrendó
su vida… al Admirable.
¡Qué alegría siento al saber
que hoy ella se está gozando
En la presencia de Dios...
con los ángeles, cantando!
Ese es siempre mi consuelo
pues sé que ahora está mejor,
aún cuando en ocasiones
veo su espacio vacío
y echo de menos su amor…
Si aún tienes a tu madre
cuídala con fervor
pues no hay nadie en este mundo
que sea de más valor.
No hay otro amor en la vida
que al de ella se compare;
Sólo el de Dios es más grande…
No hay otro que le iguale.
Amor desinteresado,
Amor libre de egoísmo,
diáfano, puro, abnegado…
Dispuesto hasta al sacrificio.
Es el cariño sincero
propio de la buena madre
dulce, tierno, sin reservas
una fuente inagotable.
No tiene precio en la tierra.
¡Su valor… incalculable!